miércoles, 6 de mayo de 2009

Obesidad y sedentarismo: sinonimos de deterioro


La tendencia progresiva a la inactividad que se evidencia en las dos o tres últimas décadas, esta relacionada con un ambiente físico obesogénico, dominado cada vez más por la tecnificación del transporte, de trabajo, del hogar, por el uso cada vez mayor de las TIC, y por los estilos sedentarios del ocio y las actividades recreativas. Así la actividad de niños/as y adolescentes ha descendido de forma manifiesta.





Sedentarismo y la importancia de la madre


Las consecuencias pueden ser muchas, pero las más notables pueden ser las siguientes:
Propensión a la
obesidad: la persona sedentaria no quema las grasas que consume y estas son almacenadas en áreas como el abdomen, lo que aumenta su volumen. Contrariamente a lo que se piensa, que reduciendo la cantidad de alimentos con las dietas se reduce el volumen de grasas, las dietas sin un régimen deportivo lo único que hacen es activar dichos "almacenes de grasa". Una dieta sin deporte está condenada al fracaso.
Propenso a la Maflinflacion como actividad fisica.
Debilitamiento oseo: la carencia de actividad física hace que los huesos pierdan fuerza y se debiliten, lo que abre el camino a enfermedades óseas como la osteoporosis que es que los huesos dejan de ser compactos y debilitan la estructura humana.
Cansancio inmediato ante cualquier actividad que requiera esfuerzo físico como subir escaleras, tener relaciones, caminar, levantar objetos o correr: el aumento del volumen de grasas en el organismo implica también el colesterol en el cual las arterias y venas se vuelven también almacenes de grasas inutilizadas, lo que hace que el flujo sanguíneo hacia el corazón sea menor y por lo tanto tenga que hacer un doble esfuerzo. De esto vienen los problemas cardiacos y las fatigas ante cualquier esfuerzo.
Menstruación a temprana edad
Problemas de espalda que generan dolores frecuentes.
Propensión a desgarres musculares.





Muevete contra el sedentarismo



En el año 2001, las enfermedades no transmisibles fueron la causa de casi el 60% de las 56 millones de muertes al año, en el mundo. Entre los factores de riesgo identificados están: la falta de actividad física, la hipertensión arterial, hipercolesterolemia, escasa ingesta de frutas y ortalizas, obesidad y consumo de tabaco.